Al haber incriminados funcionarios policiales, la causa judicial por el femicidio de Natalia Melmann, ocurrido hace 24 años en Miramar, partido de General Alvarado, es imprescriptible. La investigación, que ya derivó en dos juicios orales con cuatro ex policías condenados a prisión perpetua, tuvo como novedad reciente la decisión de la fiscal Ana María Caro de analizar el ADN de un quinto sospechoso, en busca de encontrar la compatibilidad con la quinta y última muestra de material genético guardada en la causa.
Según informó La Capital, semanas atrás la instructora judicial pidió a la Cámara de Apelaciones y Garantías que autorizara la extracción sanguínea de las 110 personas que trabajaban en las distintas dependencias policiales de Miramar en febrero de 2001, cuando se produjo el hecho.
No obstante, la Cámara permitió que solamente se efectuara la operación sobre un sospechoso en particular. Se trata de un hombre que hoy en día tiene alrededor de 60 años y que ya está retirado de la fuerza. Su nombre, por todavía no pesar ninguna acusación formal sobre él, no fue difundido.
Después de ubicar su paradero en un campo de Trenque Lauquen, la Justicia lo citó en Mar del Plata para que se llevara a cabo la diligencia. La misma tuvo lugar en la Asesoría Pericial -la Policía Científica no puede intervenir en el caso por haber funcionarios de la misma fuerza incriminados- durante la feria judicial de enero. Ahora, el ADN de este hombre deberá ser cotejado con la muestra genética que permanece a resguardo desde el comienzo de la causa.
El último sospechoso
El caso de Natalia Melmann cuenta con cuatro ex policías condenados. Los primeros tres, Oscar Echenique (63), Ricardo Anselmini (55) y Ricardo Suárez (60), fueron juzgados y condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002. Durante el debate oral, surgió la pista de un cuarto policía implicado en el aberrante hecho y se ordenó la realización de una investigación primero, y de un segundo juicio después.
Entre idas y vueltas, los plazos se extendieron y recién en 2023, a más de 22 años del crimen, fue sentenciado el cuarto ex policía, Ricardo Panadero, por el Tribunal Oral Nº 4.
Pero para llegar al esclarecimiento del caso, un elemento fue clave: durante la Instrucción Penal Preparatoria (IPP) se recolectaron cinco muestras de material genético pertenecientes a los supuestos autores. Cuatro de ellas fueron cotejadas y indicaron la existencia de una alta probabilidad de compatibilidad con las de los condenados.
La quinta, en tanto, nunca se supo con quién se correspondía pero quedó a resguardo, y fue después del juicio a Panadero que la fiscal Caro decidió ir hasta el fondo de la cuestión y solicitar a la Justicia que la misma se cotejara con la totalidad de los policías que prestaban servicios en Miramar en febrero de 2001. Entonces ocurrió que la Cámara le negó esa medida, pero autorizó que se llevara a cabo la extracción sanguínea de uno de todos ellos.
Entonces, ahora la fiscal Caro aguarda el resultado del peritaje solicitado para determinar si efectivamente la muestra genética guardada es compatible con el ADN del quinto sospechoso. De no ser así, volvería a insistir a la Justicia que se lleven a cabo otras 109 extracciones sanguíneas para tratar de eliminar así toda impunidad en el caso, y despejar todas las dudas sobre la identidad del restante autor del crimen.
La postura de la fiscal va en línea con la de los familiares de la víctima. “Que no haya un solo asesino más suelto en Miramar“, había dicho Laura Calampuca, madre de Natalia, tras la lectura del fallo condenatorio de Panadero. La referencia en su reclamo apuntaba entonces a que se buscara “al quinto” criminal, debido a la existencia de cinco ADN diferentes en el expediente, según surgió de los peritajes.
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