Sábado 12 de octubre de 2024
26 FEB 2024 - 12:51 | Sociedad
Historias

Dolores: cuál es la situación de los merenderos en medio de la crisis y ante el inicio de las clases

Tres referentes de diversos barrios de la ciudad que gestionan estos espacios comunitarios describen a ENTRELINEAS.info la crítica situación que se vive. Comida, útiles escolares, ropa: todo lo que se necesita.

San Juan Bautista es uno de los dos merenderos que gestiona Caritas en Dolores.

A la hora de conocer cómo afecta la situación económica el día a día, uno de los termómetros más sensibles está en las personas que llevan adelante acciones solidarias en los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

Andrea Alday y Cristina Montenegro tienen una larga trayectoria en Dolores dando una mano a los que lo necesitan. Llevan adelante, a partir de su propio esfuerzo, los merenderos El Maracaná y Nuestra Señora de Caacupé respectivamente, ubicados en dos barrios diferentes de la ciudad: el del Predio de la Guitarra y el de la Escuela 15. Mirta Vilajosana, por su parte, es referente de Caritas, la organización de la Iglesia Católica que, en esta ciudad, sostiene los merenderos de Nuestra Señora de Luján y San Juan Bautista.

En diálogo con ENTRELINEAS.info, las tres coinciden en que ha aumentado notoriamente en los últimos meses la cantidad de personas que se acercan solicitando comida y en que los recursos de los que disponen son cada vez más escasos. Si bien originalmente la ayuda está destinada a los niños, son cada vez más los adultos mayores que se acercan en busca de algo de comida. 

La situación se agrava en estos días por la cercanía del inicio de las clases. Útiles, ropa y calzado es lo que más urgentemente están necesitando y para ello, cuentan con la ayuda de los vecinos y comercios de la ciudad –a quienes la crisis también está afectando seriamente– así como a algunas instituciones que se solidarizan con ellos. 

Todo es muy difícil
Se ha incrementado muchísimo la cantidad de familias que vienen y a nosotros no nos están trayendo mercadería”, dice Andrea Alday.

El Maracaná no recibe ayuda del Estado, “solo un vale de garrafa por mes”. “Cuento con lo que la gente me dona, polenta, fideos. Y después vamos a las panaderías, a las verdulerías a ver si hay alguna fruta picada o sobra algo de comida, y así sobrevivimos”, explica. 

Viene mucha gente de todos lados”, a buscar –por ejemplo– las facturas que les dona Coca, la propietaria de la Panadería El Molino. La chocolatada y las facturas son, en muchos casos, además de merienda, todo lo que habrá para la cena y el desayuno.

Lo que llama la atención por estos días es que “viene mucha gente mayor”. Además, en las cercanías del inicio de las clases, se ha incrementado el pedido de útiles escolares. 

Desde el merendero Caacupé se asiste a chicos a los que se les han ido sumando muchos adultos mayores, en un número que ronda las 120 personas. Esta agrupación tampoco recibe ayuda estatal. “La situación es crítica; cada vez más gente viene para que la ayudemos con mercadería y ropa para niños”, explica Cristina Montenegro

Actualmente lo que les damos es leche y pan: la leche es donada todos los meses por un grupo de señoras y el pan es elaborado en la Unidad Penal Nº 6 con insumos que nos donan otras personas para todo el mes”, indica.

La necesidad más urgente, por estos días, pasa por los útiles escolares, la ropa y el calzado, así como alimentos no perecederos. “Sea lo que sea que consigan, todo viene bien”, sostiene. 

Por su parte, Caritas acompaña en Dolores a unas 120 familias que comprenden la zona de las capillas de Nuestra Señora de Luján, San Juan Bautista y San Cayetano. “El tema de útiles está muy difícil, tanto para el que lo necesita como para el que siempre nos ayudó”, dice Mirta Vilajosana

Los dos merenderos que tiene la agrupación funcionan los sábados. “Tenemos donaciones de leche, cacao y galletitas. Algunas madres de San Juan Bautista van temprano y cocinan tortas fritas o algo así para todos”, explica.