Se retiró el mal tiempo pero regresaron las aguas vivas a las costas de Pinamar
Volvió a flamear la pintoresca bandera que advierte sobre la presencia de estas medusas.
“Si no es la lluvia son las aguas vivas. No estamos con mucha suerte este año”, le cuenta Paula De Acha, desde la arena, a la enviada especial del diario Clarín. Está bajo una sombrilla junto a su pareja y su hija Renata (6) cerca del agua, a la altura del parador Boutique, en el límite de Mar de Ostende. Hoy llegaron a la playa temprano y se encontraron con que, junto con la bandera que alerta sobre el estado de mar, flameaba la de las tapiocas.
“Es una lástima porque la temperatura está ideal para meterse al mar. Por ahora, nos refrescamos con una manguera que tienen los guardavidas al costado de su casilla”, le cuenta Paula a la periodista que cubre la temporada en la Costa Atlántica.
Las tapiocas son un tipo de medusa transparente que mide entre uno y dos centímetros. Tienen ocho tentáculos. Cuatro de ellos contienen un veneno inofensivo pero que, en contacto con la piel, genera picazón. Suelen invadir las costas argentinas en épocas de reproducción.
Fabian, que es de Lanús y está de vacaciones en Ostende, decidió entrar a pesar de la advertencia. “Me está picando todo el cuerpo”, le dice a la enviada, todavía empapado. “En el agua las vi, son como gotas chiquitas. No me pareció grave, el tema es que ahora me arde mucho, la cara y las piernas”, se queja.
Algo parecido le ocurrió a Emmanuel Cabrera, uno de los guardavidas del parador: “Entré, agarré dos olas y tuve que salir. Me ardían los párpados. Las tapiocas te lastiman las partes blandas del cuerpo”.
“Está lleno, en la orilla se pueden ver. Nosotros avisamos y después cada uno hace lo que le parece. Venimos con un clima complicado y los días calurosos la gente quiere ir al agua”, explica Federico Ávila, también guardavidas del lugar, a la reportera.
Según él, llegan a la costa por las altas temperaturas y el viento del este. “Trabajo acá desde hace 14 años, pero en recién los últimos veranos aparecieron. Calculo que tiene que ver con un cambio en las condiciones climáticas”, aporta Federico, que en la temporada 2018 estuvo atrás de la idea de la bandera de la bandera que utilizan hoy.
El diseño -una medusa grande de color violeta con manchas rojas y decenas más pequeñas alrededor- estuvo a cargo de su hijo Mauro, de 10 años, que hoy acompaña a su papá en la playa. Él es el único que se pone contento con la aparición de las medusas: "No me gustan pero, cuando están, todos ven mi dibujo".