Diego Maradona en Mar del Plata: a 30 años de su histórica última vuelta olímpica con la Selección Argentina
Fue en un partido por la Copa Artemio Franchi, en la que Argentina derrotó a Dinamarca por penales.
Tres décadas atrás, Diego Armando Maradona daba su última vuelta olímpica con la camiseta de la Selección Argentina. El astro levantó la Copa Artemio Franchi tras ganarle a Dinamarca por penales (1-1 previo) en el Estadio José María Minella, de Mar del Plata.
Aquella final se trató de un duelo especial, ya que marcó el regreso de Diego luego de una ausencia por dóping en el Nápoli que hasta incluyó la Copa América de 1991, que ganó el equipo de Alfio Basile. A su vez, sirvió para celebrar los 100 años de la creación de la Argentine Association Football League, la precursora de la AFA.
El partido enfrentó a la Argentina, campeona de la mencionada Copa América, contra Dinamarca, ganador de la Eurocopa 1992. Una versión similar a la Finalissima en la que la Albiceleste goleó a Italia en 2022, y que en 1985 había consagrado a Francia ante Uruguay bajo el nombre de Campeonato Intercontinental de Selecciones. Fueron las únicas tres veces en que se enfrentaron los campeones de América y Europa a nivel selecciones.
La Argentina, dirigida por Alfio “Coco” Basile, formó con: Sergio Goycochea; Néstor Craviotto, Jorge Borelli, Sergio Vázquez, Ricardo Altamirano; Diego Simeone, Alejandro Mancuso, Diego Maradona y Leonardo Rodríguez; Claudio Caniggia y Gabriel Batistuta. Dinamarca contaba con figuras como el arquero Peter Schmeichel y Brian Laudrup, el hermano de Michael, quien se había retirado de su Selección un tiempo antes.
El partido fue parejo, y Dinamarca se puso en ventaja de entrada con un gol en contra de Néstor Craviotto. Sin embargo, a los 30 de la primera etapa, Caniggia anotó el empate final tras un remate desviado de Batistuta. En la definición fue por penales, Sergio Goycochea volvió a mostrar su virtud de especialista y tapó los tiros de Kim Vilfort y Bjarne Goldbæk, para cerrar la tanda en 5-4.
Maradona se había ido sin permiso de Sevilla, su club de aquel entonces, lo que generó malestar en el conjunto andaluz y una posterior sanción económica. El Minella lo ovacionó, y fue la última vez que un estadio argentino lo disfrutó con un trofeo en la mano y la albiceleste en el pecho.