Dolores: cumple 125 años la farmacia en funcionamiento más antigua de la zona
Está desde 1899 en manos de la misma familia y en el mismo lugar. Anécdotas y recuerdos de otras épocas y otras formas de curar.
La Farmacia Bellati fue fundada el 4 de septiembre 1899 por un porteño, hijo de italianos, que se acaba de recibir de farmacéutico en la Universidad de Buenos Aires (UBA). El joven viajó a Dolores a visitar unos parientes y entonces decidió instalar el establecimiento que aún hoy continúa en pie, en el mismo sitio y dirigido por la misma familia.
En estos días, la farmacia que creó Enrique Bellati festeja su 125º aniversario, luciendo en su fachada el apellido del fundador. De esta manera se ha convertido en el comercio del rubro más antiguo en funcionamiento de la ciudad y posiblemente de toda la Región.
Teresa Gilardi, nieta del fundador, relató a ENTRELINEAS.info la historia que comenzó en los finales del siglo XIX y atravesó toda la historia de la ciudad. “Decían que cuando vino por primera vez había llegado en bote, porque había una gran inundación en la ciudad”, recordó la mujer.
En aquellos años, el papel de la farmacia era otro, diferente al que tienen hoy. “Por ahí caía un herido y había que atenderlo”, señala Teresa. Como señala una crónica de la época, en la Farmacia Bellati se podían adquirir, además de artículos de óptica, droguería o perfumería, productos químicos para la agricultura o medicamentos de uso veterinario.
También había mucho de lo que Teresa, que ejerció durante años como médica, señala jocosamente como “curanderismo”: la gente iba con su dolencia a la farmacia y allí se le recetaba, directamente, sin recurrir a ningún otro profesional. “Una anécdota es la de que a alguien le sacaron una radiografía y se la pidió a su médico para mostrársela al ‘doctor’ Denotta, que era en realidad el empleado de mi abuelo”.
En el año 1936, Enrique Bellati hizo sociedad con Carlos Desimone. “Contaba que en el Colegio Nacional mi abuelo tenía dos alumnos insoportables. Uno luego fue su socio, Carlos, y el otro su yerno, es decir, mi padre”, relata entre risas la nieta del fundador.
Enrique Bellati se encargaba de los análisis clínicos y siguió haciéndolo hasta poco tiempo antes de su muerte, en 1959. Julia y Angélica, hijas del fundador, se ocuparon de la parte comercial y administrativa durante muchos años, en épocas en que no era nada común la participación de las mujeres en una empresa. Luego de la muerte de Desimone, en 1990, otros farmacéuticos fueron ocupando el papel de regentes, pero la farmacia sigue hasta el día de hoy en manos de la misma familia.
La farmacia ocupa el mismo edificio desde su fundación, aunque en principio se ubicó en el local de la esquina de Buenos Aires y San Martín y en la actualidad se ha corrido al local vecino, sobre la calle San Martín.