Viernes 22 de noviembre de 2024
06 FEB 2024 - 12:37 | Sociedad
Historias

Dolores: cómo es la vida de Martiniano, el joven dolorense que espera un trasplante de corazón

Tiene 20 años y está en la lista de emergencia del INCUCAI. Se encuentra internado en Buenos Aires, acompañado por su madre, quien resalta la importancia de la donación de órganos.

“Se entiende que es difícil que en un momento de dolor aparezca el INCUCAI, pero es la posibilidad de salvar otras vidas”, subraya Marina.

Martiniano Belén es un dolorense que tiene 20 años, le gustan los motores y quiere ser chef. Pero desde agosto del año pasado está internado en la Ciudad de Buenos Aires, afectado por una cardiopatía severa y a la espera de un trasplante de corazón.

¿Cómo se vive este tiempo que comenzó en agosto y aún no tiene fecha de finalización? Marina Bernal, su mamá, relata a ENTRELÍNEAS.info la odisea de estos meses, con la expectativa de lograr concientizar a la gente de la necesidad de donar órganos que puedan salvar vidas como la de Martiniano y las otras 7.157 personas que hoy están en las listas de espera del INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación). 

Desde que Martiniano recibió su diagnóstico, Marina está con su hijo viviendo en Buenos Aires, mientras que en Dolores quedan su hija de 10 y su esposo, a quien en 2023 despidieron de un trabajo de más de 20 años. Sólo volvieron a su ciudad natal en octubre, para el día de la madre, pero inmediatamente tuvieron que regresar por el estado de salud de Martiniano. En la clínica también pasaron las fiestas y los días siguen estirándose en las noches de hospital.

Todo este tiempo, Martiniano lo ha pasado en terapia intensiva y en telemetría, dos instancias de cuidados intensivos, en la Fundación Favaloro. Y, como señala su mamá, allí se viven situaciones de tremendo impacto. 

Pero en medio de tanto dolor, “ha hecho muchos amigos, tiene muchos abuelos”, en referencia a los pacientes que han estado un tiempo compartiendo ese lugar. Esos abuelos que ha adoptado “lo llaman todos los días para ver cómo está” y de esa manera pone en evidencia la solidaridad que se genera en las situaciones límites. “Ha podido hacer unos vínculos tan hermosos, que le dan tanta fuerza…”, se emociona Marina. 

Conectado a un balón que ayuda a su corazón a funcionar, los días de Martiniano son largos. Marina se instala desde el mediodía con él y se queda allí hasta bien entrada la noche. Esas tardes las pasan charlando: ella le muestra los mensajes de aliento que recibe desde Dolores, que son muchísimos. 

Vivir lejos de casa
Como todas las familias que viven en las provincias y que deben trasladarse por cuestiones de salud a la Capital Federal, a la de Martiniano le toca pasar también por una adaptación difícil desde lo económico. Martiniano ayudaba a su mamá en el kiosco que tienen en la calle Olavarría y su padre está desocupado. 

En Buenos Aires estuvieron primero en un hotel que les posibilitó la obra social que tenía el papá por su trabajo anterior y por ahora están en un departamento que unos dolorenses le alquilan por estos meses, ya que no lo utilizan. “Lo peor es que no tenemos una idea de cuánto tiempo vamos a estar acá”, explica Marina, pero calculan que en marzo deberán buscar otro lugar para instalarse. 

Todas las noches paso por el Congreso y veo las manifestaciones”, cuenta Marina sobre algo que antes solamente veía por televisión. “También yo me tuve que adaptar a vivir en Buenos Aires, con todos los miedos que eso significa. Estoy viviendo como en una película”, señala. 

Mientras tanto, en Dolores la gente se organiza para acompañar a la familia de Martiniano. Se han colocado urnas para recaudar fondos en diversos lugares de la ciudad y en estos días de carnaval, también se las puede encontrar en el corsódromo. Además, se pueden hacer depósitos a la Cuenta DNI con el alias Marti.belen.mb o por Mercado Pago, con el alias marti.belen.mp.12. 

La importancia de ser donante
Hagan hincapié en la donación de órganos”, pide Marina. “La gente a veces se niega a firmar. Se entiende que es difícil que en un momento de dolor aparezca el INCUCAI, pero es la posibilidad de salvar otras vidas”, agrega. 

Y desde ese lugar plantea lo que todos sabemos pero a veces nos negamos a ver: le puede pasar a cualquiera. “A mí se me cambió la vida en dos segundos”, dice. 

Y la entrevista se interrumpe porque Martiniano la está llamando y ella debe ir cargar en la mochila alguna comida especial que él le pide, dentro de las restricciones que le permite su estado de salud, para recorrer rápidamente unas cuadras por avenida Rivadavia, pasar por el Congreso, tomar la Av. Entre Ríos y doblar hasta Av. Belgrano y entrar a la clínica donde la espera su hijo.