Finlandesa viviendo en Dolores: “Acá es muy fácil hacer amigos”
Llegó hace más de un mes como intercambista del Rotary Club. El cambio de vida, las diferencias culturales y mucho más en este mano a mano con Entrelíneas.
Aino tiene 18 años y pisó Dolores a mediados de agosto como una de las tantas europeas y europeos que participan de los programas de intercambio del Rotary Club. En Finlandia, era la del medio de tres hermanas mujeres; en Dolores, vive en una pensión con siete hermanos varones que son jugadores de tenis y entrenan con Javier, adulto a cargo del hogar junto con Claudia.
“No elegí Dolores, elegí Argentina y el Rotary me dio la opción de venir aquí y estoy muy contenta. Me interesó este país por su hermosa y diversa naturaleza y porque quiero seguir aprendiendo español, que ya lo estudiaba en Finlandia”, resalta y agrega: “También me interesaba la comida, la gente, la cultura. Me gustaría ir a Bariloche, me encanta esquiar y quiero hacerlo acá también”.
En sus días en Finlandia, la intercambista vivía en la capital, Helsinki, donde hay poco más de 600 mil habitantes. Pasar a un pueblo de alrededor de 30 mil ciudadanos la llevó a “caminar mucho y andar en bici, allá necesitaba más el bus o el metro”. Pero no es la única diferencia que encontró de estar en la calle: “Acá se conocen todos, se saludan todo el tiempo, en los países del norte de Europa la gente no es tan amable”.
Aino va a la Escuela Normal al igual que los intercambistas Loke (17 años, sueco), Luis (15 años, alemán) y Laura (18 años, belga). “Luego de las clases y de la siesta, suelo ir con mis nuevos amigos a la plaza o el parque a tomar mate, me encanta”. La finlandesa aún debe sus exámenes de graduación de la secundaria, por lo que volverá a su país en julio de 2023: “Tenemos que dar como mínimo cinco exámenes finales de seis horas, optando por asignaturas como los idiomas finés (la lengua local) sueco (el otro idioma oficial del país), inglés, español, alemán y otras materias como matemáticas, religión, etc. Quiero terminar para estudiar Turismo luego”.
Sobre las diferencias entre la cultura argentina y sus costumbres europeas, destaca: “He comprado sólo comida y me resulta mucho más barato. Pero otra diferencia es que aquí nada es puntual: ni las juntadas con amigos ni las clases de la escuela. La educación es muy diferente, especialmente porque en Finlandia hacemos todo en computadora y no en cuaderno, además de que hay mayor concentración y atención por parte de los alumnos”. Pero no eso no es lo único a lo que se está acostumbrando: “Allá nos sacamos el calzado cuando entramos a una casa por una cuestión de higiene, algo que acá no se usa. Otra costumbre es que yo solía almorzar entre las 11 y las 12 en la escuela y cenar en familia entre las 5 y las 6, como la merienda de acá. La diferencia es que después de cenar hago tarea, salgo a caminar, voy al gimnasio, estoy con amigos y luego me acuesto. Acá luego de cenar ya estás listo para ir a dormir, jaja”.
Pero más allá del cambio social y cultural, Aino asegura estar muy contenta con su nueva vida: “Tengo muchos amigas y amigos tanto de la escuela, de diferentes grupos y del Rotary. Aquí es fácil porque las personas se acercan, no tengo que acercarme a ellas como por ahí le pasaría a un extranjero en Finlandia, eso me gusta mucho. Me ayuda hablar español”.
Dentro de sus días en Dolores, participó de las fiestas de la Estudiantina y el Día de la Primavera, con la sorpresa del ambiente festivo y la continuidad de eventos de la época. “Necesito acostumbrarme a la música, es muy diferente a la que escuchamos allá. Pero más allá de eso estoy cómoda y contenta en Dolores, aunque todavía me resulta raro el horario en el que salen, ¡en Finlandia ya estoy durmiendo!”, cerró.