Con estilo aventurero y viendo series o películas desde un sillón mullido y cómodo, 9 personas y media de cada 10 fantasean con la idea de emprender un viaje alrededor del mundo. Pero un ínfimo número de ese 95% lo realiza. Entre ese pequeño porcentaje de valientes están Mariano y Maricel, una pareja de emprendedores, artistas y artesanos que se animaron y salieron con sus bicicletas desde el Partido de La Costa con destino a México. Comenzaron a pedalear el 5 de septiembre de 2022 rumbo al norte, para atravesar fronteras y experimentar un viaje inolvidable en bicicleta por Latinoamérica.
Mariano Apdepnur tiene 27 años y Maricel Iglesias, 33. Se conocieron en San Clemente del Tuyú hace 3 años y monedas, antes del comienzo de la pandemia y desde los primeros días hablaron sobre la coincidencia de hacer este viaje en bicicleta como una forma de vida para conocer otras culturas y desafiarse en lo personal.
“Planificamos este viaje sin presiones de tiempo de llegada a México, sabiendo que un día salíamos de San Clemente con la bici pero sin pensar en un tiempo programado de arribo. Ahora estamos en Ecuador y próximos a pasar el Canal de Panamá para seguir avanzando en esta aventura”, comenta Mariano a ENTRELINEAS.info. La pareja financió el viaje vendiendo artesanías en San Clemente, producciones que llevaron consigo para realizar trueques por hospedaje, alimentos, repuestos para las bicicletas y demás necesidades.
“También en varios pueblos ofrecimos espectáculos de circo callejero, malabares, globología para los más chicos”, agrega Maricel. Y además de esto, realizaron trabajos de electricidad, pintura y otros servicios para canjear por noches de hospedaje en un hostel o alojamiento.
“Vamos viajando, aprendiendo en cada lugar, al servicio de las personas y motivando a las personas. Cuando planeamos el viaje teníamos miedos y mucha incertidumbre, y en nuestras redes sociales (sanclementinosxelmundo) nos escriben con palabras hermosas de aliento y también nos dicen que fuimos una inspiración para que se animaran otros a esta aventura”, admite Maricel.
Antes de emprender este viaje de casi 10.000 kilómetros en bicicleta, Mariano y Maricel se entrenaron físicamente en San Clemente y también practican karate, arte marcial que les permite lograr un equilibrio entre el cuerpo y la mente. “Una bici la compramos, de las más económicas, le cambiamos la masa trasera para que soporte el peso del equipaje, la transmisión y la caja pedalera. Y la otra bici es antigua, tiene alrededor de unos 15 ó 20 años, es de hierro con algunas modificaciones para que aguante el trayecto”, cuenta Mariano sobre el medio de transporte con el que salieron de San Clemente rumbo a la Ciudad de Buenos Aires, tramo que conformó la primera etapa.
Luego de tomar la Ruta 11, la Ruta 2 y llegar a CABA, subieron sus bicis a un tren rumbo a Tucumán y desde allí volvieron a pedalear por la Cuesta del Indio hacia Tafí del Valle, en subida, hacia Salta. Siguieron en bicicleta hasta Jujuy, por Purmamarca por la Ruta 52 y allí directo al Paso de Jama, en Chile, cruzando la frontera de la Argentina y encarando el exigente desierto de Atacama. Siguieron por la costa del Pacífico hasta Perú y de ahí, a Ecuador.
Los sanclementinos recuerdan que el 18 de diciembre de 2022, vieron en Nazca, un pueblo de Perú, la final del Mundial de Fútbol, con la Selección Argentina campeón mundial en Qatar. Y también pasaron Navidad y Año Nuevo en ese lugar, compartiendo experiencias de vida con otros aventureros de Israel, Venezuela, Colombia y Brasil.
Sobre la gente con la que se cruzan en el camino, destacan que “es muy predispuesta, te preguntan de dónde venís, y les decís de Argentina, enseguida se emocionan y te abren las puertas de su casa. No tuvimos contratiempos en las rutas ni con la seguridad vial, ni con la policía. Por Latinoamérica se puede viajar solamente con el DNI gracias al tratado del Mercosur. Solamente tuvimos que mostrar nuestros Pasaportes cuando arribamos a Colombia. Ahora vamos a cruzar a Panamá, luego vamos a Costa Rica, Nicaragua y México”, detalla Mariano durante un alto de la exigente aventura, que reflejan cada vez que pueden en el canal de YouTube “sanclementinos por el mundo”.
En lo que va del viaje, el clima más extremo que soportaron fue en el desierto de Atacama. “Cuando cruzamos la frontera de Argentina con Chile por el Paso de Jama, de ahí son 170 kilómetros hasta el próximo pueblo, que es San Pedro de Atacama y en el medio no hay nada de nada. Hay mucho viento en contra, ráfagas constantes de hasta 60 km/h, y mucho frío en octubre. En invierno es imposible andar por esas rutas en bicicleta”, recuerda Maricel.
Fue en ese trayecto de 170 kilómetros por el desierto de Atacama donde se dieron cuenta que podían lograrlo, porque no desistieron y siguieron pedaleando. Pese a esto, ya entrada la noche, no pasaban autos ni camiones, y la esperanza brilló cuando un camión que transportaba automóviles los levantó y los alcanzó hasta el próximo pueblo, ya exhaustos de pedalear en hostil desierto chileno. “En ese lugar, en octubre, la temperatura de noche desciende hasta los 15º bajo cero, sin dudas fue lo más duro que soportamos en este viaje”, admite Mariano.
La difícil Jama es una localidad ubicada en el límite entre Chile y Bolivia, y punto de unión de Jujuy con San Pedro de Atacama en Chile, con una altura superior a los 5.000 metros y temperaturas bajo cero y la Cordillera de los Andes como testigo directo. Ahora esperan reponer fuerzas desde Ecuador y planean cruzar a Colombia para luego encarar el Canal de Panamá, que se atraviesa en barco o avión. “En este punto hay una selva peligrosa y no es recomendable ir por ahí, cruzaremos en barco, son tres barcos que se toman de la costa de Colombia al sur de Cartagena, de ahí a Capurgana, luego a Puerto Obaldía, que es la entrada a Panamá”, adelantan.
EN BICICLETA POR LAS RUTAS DE LATINOAMÉRICA
La cantidad de kilómetros que pedalean por día varía. Lo máximo fueron 102 kilómetros en un día, en Perú. Pero por lo general realizan trayectos de 60/80 kilómetros, o a veces menos para guardar energías para el resto del trayecto. Si el camino es recto se animan a más kilómetros, pero si hay pendientes, con subidas y bajadas, lo acortan. “Nos quedamos meses en pueblos que nos gustan. Como dijimos: no estamos presionados por llegar en una fecha determinada sino que la idea es ir viviendo experiencias diferentes en cada lugar”, aclaran.
En Ecuador se encontraron con dunas “como edificios” y en Perú con un oasis en el medio del desierto, y ambos destacan las comidas típicas de los pueblos latinoamericanos. Con relación a la seguridad, señalan que es un aspecto que tienen en cuenta y siempre averiguan cómo es y qué tiene la siguiente parada del recorrido, además de usar la aplicación “Couchsurfing”, “donde hay viajeros que te hospedan por una noche y te enseñan el lugar, comentándote dónde se puede ir y dónde no te recomiendan ni acercarte”.
Sobre el equipaje en cada bici, Mariano cuenta que “viajamos con carpas porque nos vuelve autónomos y decidimos dónde dormir. En Perú pusimos la carpa en la playa, alquilamos una ducha y nos bañamos, lavamos la ropa y dormíamos en la playa”. En sus bicicletas llevan atada una alforja donde tienen una carpa, bolsas de dormir, dos o tres mudas de ropa, equipos de cocina, elementos de higiene y algunas herramientas para realizar artesanías y venderlas, y otras de circo, para generar ingresos a lo largo del viaje.
En cuanto a la venta de las artesanías tuvieron algunos contratiempos con el tipo de cambio de la moneda, ya que varía entre los países. “Fue difícil calcular el valor de nuestro trabajo con las artesanías porque apenas pasamos a Chile gastamos los pesos argentinos, y ya en cada país los alimentos variaban en sus valores. Por ejemplo, en Chile un alfajor nos costaba $ 2.000, y en Ecuador, que están dolarizados, centavos de dólar…”, evocan ante ENTRELINEAS.info.
La alimentación es clave para este tipo de esfuerzos, y es por eso que Maricel detalla que la base es abundante en frutas, legumbres y verduras y pocas carnes rojas. “Los jugos de fruta nos suben mucho la energía, y mucha agua con limón también en el momento de ir en la bici”, agrega Mariano.
Sobre cómo seguirá el viaje cuando arriben en unos meses a México, ambos explican que “nos vamos a quedar el tiempo que podamos. Sabemos que permiten 90 días, pero si podemos conseguir un trabajo nos vamos a quedar más porque queremos conocer México. Y si luego de Tijuana conseguimos la visa para seguir viaje en bici a Estados Unidos, bueno allí iremos, y luego a Canadá, Alaska…”, se entusiasman los sanclementinos por el mundo. “Y nos gustaría también otro viaje a la India, África, el sur de la Argentina, siempre en bicicleta”, sueñan.
Además de emprender esta aventura para conocer pueblos, países y culturas diferentes, Mariano y Maricel lo hicieron con el objetivo de estudiar tantra y el poder del cacao. En Costa Rica buscarán profundizar en el “breathwork”, una técnica para sanación de la respiración, además de la energía del sol y la alimentación saludable.
“En Ecuador experimentamos una ceremonia del temascal, que es ancestral y representa el renacimiento. Uno entra en una carpita con unas cañas y tapada con unas frazadas, allí hay unas personas que tienen piedras volcánicas que le dicen abuelitas porque contienen memoria de la tierra. Estas piedras están hirviendo en el fuego. Se le echa agua y larga mucho vapor y calor, entonces la carpita se cierra, queda a oscuras y empezás a transpirar, y al despertar sentís muchas sensaciones dentro del cuerpo, memorias y mucha sanación. Uno vuelve a nacer cuando salís de ahí, como si fuese la placenta, lleno de tierra, se reza, se hacen afirmaciones, pensando en la humanidad y el planeta”, recuerda Maricel sobre una experiencia que la marcó para toda la vida.
“Estamos aprendiendo estas técnicas de sanación para compartir cuando vayamos a San Clemente, herramientas muy hermosas”, anticipan los sanclementinos por el mundo, que están por cumplir, el próximo 5 de mayo, 8 meses de viaje desde que partieron de la Plaza de las Banderas o Plaza del Mundo, por el globo terráqueo que hay en el lugar, a una cuadra del mar en San Clemente, un punto de partida para estos aventureros en bicicleta.
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