Pablo Cuerelly, el runner y camionero marplatense de 46 años que superó un trasplante de hígado y salvó su vida de forma milagrosa, volvió a su casa y el barrio San José de Mar del Plata fue una fiesta: lo recibieron familiares, amigos, vecinos y compañeros entre aplausos, alegría y emoción colectiva.
El caso de Cuerelly tomó trascendencia pública en los últimos meses luego de que se supiera que precisaba un trasplante de hígado debido a una cirrosis que le detectaron pese a sus hábitos saludables y deportivos.
Desde el 5 de junio encabezaba el listado nacional de emergencia del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) y finalmente el 19 de agosto recibió el órgano en la Clínica Pueyrredon de forma exitosa.
Ayer, Cuerelly recibió el alta médica y volvió a su casa en el auto conducido por Romina, su esposa. Nunca imaginó todo lo que vendría después: amigos, vecinos y la familia cortaron la cuadra y lo recibieron entre aplausos, con carteles, un pasacalle y remeras con la inscripción “Los órganos no van al cielo. #TodosPorPablo”. También hubo una suelta de globos y de “papelitos” de colores, según consignó La Capital.
En la bandera que atravesaba la calle se podía leer: “Pablo, esta maratón la corremos con vos. Te queremos. Mamá, hermanos, cuñados, tu mujer, sobrinos, suegros, amigos y compañeros”.
“El recibimiento fue hermoso. No nos vamos a olvidar jamás de este día”, expresó Romina y luego describió que “fueron meses de mucha angustia pero se logró, se pudo”. “Es un milagro”, resumió.
Incrédulo por lo que estaba viviendo, Pablo bajó del vehículo, saludó a los presentes, alzó sus brazos como si hubiera llegado a la meta de una competencia y rompió en llanto. A su lado, su esposa lo consolaba y trataba de tranquilizarlo. Sus seres queridos, en tanto, gritaban "¡Dale campeón, dale campeón!".
“Es increíble. Nunca me lo imaginé”, dijo el deportista sobre la bienvenida. En cuanto a la complicada situación que le tocó atravesar mencionó que fue “la carrera más difícil”. “La luché mucho, fue difícil, pero con el amor de todos lo logré”, relató.
Para Cuerelly “otra vida empieza” a partir de hoy y aprovechó el momento para agradecer “a toda la gente de la clínica, el equipo médico, mi mujer, y muchas personas que me ayudaron”. “No hubiera podido nunca solo”, señaló.
Un caso increíble
El doctor Diego Fernández, quien estuvo a cargo de la operación, dijo en Radio Brisas que el caso de Cuerelly “es increíble, de casi perder la vida a estar a las 24 o 48 horas hablado con él, saliendo de la cama”.
“Uno siempre está a la espera de ese milagro, que en realidad fue un múltiple milagro porque tienen que coincidir muchas otras cosas. Por ejemplo, él recibió un órgano aún mejor, de un donante más joven y del tamaño más adecuado. Era más lejos, pero pudimos hacer un vuelo privado”, relató Fernández.
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