Giuliana Santilli y Andrés Melin, la mamá y el papá de Eloisa, la nena que recibió un trasplante de médula ósea en plena pandemia, comunicaron que el sábado regresan a Dolores. "Lo imposible tarda siempre un poco más", dicen ellos.
"El día que tomé la primer foto, ni siquiera podía retratar el rostro de mi cachorrita. Su pielcita pálida y reticulada, no eran más que muestras de la crueldad del hemofagocitico. En la segunda, a unos 10 días de haber llegado al Ludo Elo evolucionaba bien, la ignorancia de aquellos momentos sobre a lo que nos enfrentábamos nos llevó a creer que pronto nos iríamos. Poco después, nos dirían que habia sufrido una recaída intratamiento, y que necesitábamos de "una medicación de rescate". Vivir en el presente, sin proyectar, desapegados del tiempo, es un aprendizaje que aún hoy transitamos. El abrazo siguiente, y su calvicie acariciaban la idea del trasplante de médula ósea como única posibilidad de cura. "No hay nada imposible" nos ha repetido Elo una y otra vez desde hace meses. Y como un dejavu al final, en esa imagen que tomé hace horas, nos lo recuerda. No vaya a ser cosa que lo olvidemos y vayamos por ahí pisandonos la fe y perdiendo las ganas. A toda nuestra Tribu, que sabemos que la esperan... el sábado volvemos a Dolores", escribieron en Una Médula para Elo.
Eloísa tiene dos años y está internada desde septiembre del año pasado por una rara enfermedad que se llama síndrome hemofagocítico. La solución fue un trasplante de médula con un donante no familiar, pero puesto que la situación de salud de la pequeña se agravó y que por la pandemia no se pudo esperar un donante desde el exterior, los médicos decidieron trasplantarla con médulas de su papá.
La intervención fue un éxito, pero costó varias derivaciones clínicas, discusiones burocráticas y trabas de la obra social IOMA. Los obstáculos fueron sorteados y, con una sonrisa de la nena, Giuliana y Andrés celebran.
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