Adiós al Cholo Ciano, el periodista de Canal 8 que fue parte de nuestra infancia
Vicente “Cholo” Ciano falleció a los 88 años. Fue la cara y la voz de Canal 8 de Mar del Plata en los años en que ese canal era la ventana al mundo para miles de hogares. Se va un periodista querido, pero también una parte de la infancia de los ochentosos.

Uno de los periodistas más queridos, reconocidos y respetados, había nacido en Tandil el 28 de diciembre de 1936. Foto: Diario La Capital.
Hay voces que son más que voces. Son compañía. Son calor. Son parte del paisaje de la casa, como la pava en la hornalla o el ventilador de pie girando lento. El Cholo Ciano fue una de esas voces.
Murió hoy, a los 88 años, Vicente Luis Ciano. Periodista, conductor, figura. Pero sobre todo: el Cholo. El de Canal 8. El del noticiero, el de la cortina sonora de fondo y ese tono suave, firme, marplatense. Para los que fuimos chicos en los años 80 —y aún en buena parte de los 90—, el Cholo era el noticiero. Era la información que entraba en casa durante el almuerzo o antes de cenar. Era la noticia dicha sin estridencias, con una calidez que parecía más de tío que de periodista.
En aquellos años sin cable, cuando en Santa Teresita y en buena parte de este lado del interior de la Provincia apenas se sintonizaban dos canales —el 8 y el 10—, el Cholo era más que una figura mediática: era casi un familiar.
Desde ese televisor que nos obligaba a levantarnos para cambiar el canal —pero no hacía mucha falta, porque muchos canales más no había—, Canal 8 también era la casa del Conejo Alejo, de los Pitufos, del Chavo, y de esas películas de Rocky que se repetían cada fin de año como si fueran parte del brindis. En ese mundo tan simple y analógico, el Cholo era parte del combo. Una presencia inevitable. Un sonido que marcaba la hora y el tono del día.
Fue, además, un periodista completo. Empezó como muchos de los grandes: desde abajo. Fue lustrabotas, fue cadete, fue obrero. Se metió en los medios por vocación, y se quedó por mérito. En Canal 8 fue pionero desde el arranque, en 1961. Estuvo en radio, en diarios, en eventos. Cubrió elecciones desde el primer Alfonsín hasta el último balotaje. Pero nunca perdió ese tono suyo. Ese de no gritar, de no sobreactuar. De decir las cosas como quien sabe que hay alguien del otro lado escuchando con atención.
Hace años que estaba alejado de la pantalla. Pero seguía siendo el Cholo. Lo era en la memoria colectiva de Mar del Plata y la zona, en cada anécdota de pasillo en LU6, en cada vecino que lo veía caminar y lo saludaba con el cariño que se le tiene a los que formaron parte de la vida. Fue de esos grandes periodistas del interior -que no le llegaron o no las buscó- poco reconocidos para los nacionales medios porteños. Se lo perdieron.
Hoy se fue un símbolo. Pero sobre todo, se fue una voz que fue casa.