Qué es el Asperger, el síndrome del protagonista de “Goyo”, la exitosa película argentina de Netflix
La comedia romántica que encarnan Nicolás Furtado y Nancy Dupláa trata sobre la relación que entablan el guía de un museo y la nueva guardia de seguridad del lugar.
Desde su estreno en Netflix, el pasado viernes 5 de julio, la película argentina “Goyo” se convirtió en una de las más vistas del servicio de streaming más popular del país. Esta comedia romántica, dirigida por Marcos Carnevale (“Elsa y Fred” y “Granizo”, entre otras), es protagonizada por Nancy Dupláa y Nicolás Furtado, quien se hizo muy conocido a raíz de su interpretación “Diosito” en “El Marginal”, y cuenta en su elenco con otros prestigiosos actores y actrices, como Soledad Villamil, Pablo Rago, Cecilia Roth y Diego Alonso.
Goyo (Furtado) es un fanático de Van Gogh que trabaja como guía en el Museo de Bellas Artes en la Ciudad de Buenos Aires. Su estructurada rutina se ve interrumpida cuando conoce a Eva (Dupláa), la nueva guardia de seguridad del Museo, y el enamoramiento y la ternura se apoderan de él. Ella es una mujer que perdió la fe en el amor por una crisis en su matrimonio, que por momentos la hace perder también la fe en sí misma. El inesperado encuentro entre Goyo y Eva les hará descubrir otra forma de amar y ser amados.
Lo distintivo de esta historia es que aborda una problemática pocas veces tratada en expresiones artísticas masivas, ya que Goyo es un hombre que tiene síndrome de Asperger. La inclusión y la aceptación y compresión de aquellas personas que no están dentro de los ya obsoletos parámetros de una supuesta “normalidad” atraviesan este relato audiovisual que recibió buenas calificaciones de la crítica especializada.
Pero, ¿qué es el síndrome de Asperger? Según la Asociación Asperger Argentina, se trata de una condición del neurodesarrollo, una variación del desarrollo que acompaña a las personas durante toda la vida. Influye en la forma en que éstas dan sentido al mundo, procesan la información y se relacionan con los otros.
Aunque se desconoce su causa, hay fuerte consenso en la comunidad científica en señalar que es de orden neuro-biológico. De la misma manera, hay una aceptación universal acerca de que este síndrome no se produce por problemas afectivos ni por el tipo de educación recibida. Tiene una mayor incidencia en varones que en mujeres y en éstas, se manifiesta de una manera más sutil y encubierta.
Con anterioridad fue incluido entre los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) y en el presente se encuentra incorporado dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Asimismo, el término trastorno está siendo reemplazado por el de Condición (CEA), conforme se entiende que el mismo es sólo una variación más de la diversidad humana.
Qué características tienen las personas con síndrome de Asperger
En una sociedad con una marcada inclinación a homogeneizar y a medir a los semejantes con los parámetros dominantes, no es de extrañar que las personas con Síndrome de Asperger sean consideras raras o con conductas desadaptadas, ya que presentan una manera distinta de pensar y relacionarse, y en muchos casos, esto puede llegar a provocar inquietud. Sin embargo, sus acciones nunca persiguen una finalidad perturbadora, muy por el contrario, como todos, necesitan ser respetados en su singularidad, aceptados y amados.
Entre sus características, teniendo mucho cuidado en no desatender que cada persona es única y particular, existen rasgos que pueden considerarse altamente positivos y otros en los que suelen presentar dificultades. En el primer grupo encontramos las capacidades relacionadas con la inteligencia dura, racional, unívoca, híper-lógica; en el segundo, aquellas vinculadas a la inteligencia blanda, emocional, con pluralidad de significados, que cobran mucha importancia a la hora de relacionarse e insertarse en todo tipo de entornos sociales.
Algunos aspectos distintivos del primer grupo, son la memoria (en muchos casos verdaderamente prodigiosa), el apego al detalle (capturando datos inasibles para otros observadores), la facilidad para la matemática, la tecnología, el pensamiento lógico, la estructuración, la focalización en un interés dominante, la concentración y perseverancia en ese interés.
En el segundo grupo, los puntos débiles vinculados a lo social, son los inconvenientes para percibir los aspectos no verbales del lenguaje, especialmente el lenguaje corporal y gestual, los códigos implícitos en la comunicación, la relación con el contexto, los cambios simultáneos y vertiginosos de las situaciones sociales, la tolerancia a la frustración, el aplazamiento y la espera. Suelen ser literales y presentan limitaciones para interpretar chistes y metáforas. Esta dificultad social viene acompañada de mucha ansiedad y a veces también de depresión. Las personas con Síndrome de Asperger tienen mucho interés en hacer verdaderos amigos, pero sus insistentes intentos fallidos provocan dolor y enojo, manifestando con frecuencia desbordes y reacciones explosivas que el entorno suele no interpretar.
Todos los aprendizajes sociales que las personas con un desarrollo típico realizan a lo largo del crecimiento de manera natural e implícita, los individuos con Síndrome de Asperger deben obtenerlos costosamente y de manera explícita. A la sociedad, en general, le cuesta mucho traducir en palabras este tipo de aprendizaje: estamos acostumbrados a enseñar historia, matemática, geografía, etc., pero no hay una pedagogía específica que enseñe las conductas esperadas en distintas situaciones sociales.
Otro aspecto es la falta de flexibilidad mental y comportamental, consistente en temáticas absorbentes, obsesiones y repetición de rituales.
Son notorias también las dificultades sensoriales y la sobrecarga de estímulos que impactan en el comportamiento. Asimismo, suelen estar presentes algunas dificultades motrices en la infancia, ya que esta maduración generalmente demora un poco más (se evidencia por ejemplo en atar cordones, abrochar botones, escribir sobre el renglón, etc.).
En el ambiente académico es usual referirse a la empatía cero positiva, lo que se traduce en una baja empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro) pero sin maldad. Pensar que las personas con Síndrome de Asperger manejan voluntariamente su falta de empatía es una falacia, no tienen ninguna intención de dañar. Todo lo contrario, son altruistas y poseen altos valores humanos: detestan la injusticia, y promueven el compromiso social. La dificultad aparece en situaciones concretas en las que es necesario leer y jerarquizar muchas variables al mismo tiempo. De la misma manera es importante destacar que son leales, honestos, y aborrecen la mentira y la hipocresía.