Miércoles 31 de diciembre de 2025
31 DEC 2025 - 13:46 | Sociedad
Verano 2026

Hidrocución: el riesgo de entrar de golpe al agua en días de calor extremo

El cambio brusco de temperatura puede provocar una reacción grave del cuerpo, incluso en personas que saben nadar y están en buen estado físico. No ocurre solo en el mar: también puede darse en ríos, lagos o piletas. Qué es y cómo prevenirla.

“Tirarse de golpe” al agua después de haber estado al sol, realizado esfuerzo físico o consumido alcohol aumenta el riesgo.

En jornadas de calor intenso, meterse al agua aparece como la solución inmediata para refrescarse. Mar, río, lago o pileta: la escena se repite a lo largo del verano. Sin embargo, entrar de golpe al agua fría puede provocar una reacción grave del cuerpo, incluso en personas entrenadas y con buen estado físico. Ese fenómeno se conoce como hidrocución, también llamado shock térmico.

La hidrocución ocurre cuando el organismo, recalentado por la exposición al sol o por la actividad física, entra bruscamente en contacto con agua a menor temperatura. El cambio térmico repentino activa una respuesta involuntaria del sistema nervioso que puede causar mareos, desorientación, dificultad para respirar, pérdida de control muscular e incluso desmayo. En el agua, esa combinación puede ser determinante. Lo más peligroso es que no da aviso previo.

Cuando se produce una hidrocución, los vasos sanguíneos se contraen de manera abrupta y el cuerpo entra en una situación de estrés extremo. Puede aparecer un bloqueo respiratorio momentáneo y una pérdida de coordinación que impide reaccionar a tiempo. En un entorno acuático, unos pocos segundos de confusión alcanzan para que la situación se vuelva crítica, señala Alejandro Mittica, guardavidas y periodista.

Este riesgo no se limita al mar. Puede presentarse también en ríos, lagos, piletas, arroyos y embalses. Es más frecuente durante jornadas de altas temperaturas, cuando el ingreso al agua se hace de forma impulsiva, sin permitir que el cuerpo se adapte progresivamente.

El error más común sigue siendo “tirarse de golpe”, especialmente después de haber estado al sol, realizado esfuerzo físico o consumido alcohol. En estos casos, el contraste térmico es mayor y el riesgo aumenta. Saber nadar no protege frente a este fenómeno: la reacción es interna y automática.

Si bien puede afectar a cualquier persona, deben extremarse los cuidados en niños, adultos mayores, personas con hipertensión o afecciones cardíacas, personas cansadas o deshidratadas y en quienes hayan consumido alcohol.

Cómo prevenir la hidrocución
La prevención es simple y efectiva:
    •    Ingresar al agua de manera progresiva.
    •    Mojar previamente cuello, pecho, brazos y piernas.
    •    Evitar saltos o zambullidas repentinas.
    •    Descansar luego de realizar actividad física.
    •    No entrar al agua ante mareos, cansancio extremo o malestar.

Muchos episodios que luego se describen como “descompensaciones súbitas” o “paros inesperados” tienen relación con una hidrocución no identificada. Informar sobre este riesgo es una herramienta concreta de prevención y puede marcar la diferencia.

Desde la experiencia en prevención acuática, hay algo que siempre repito: el agua no es peligrosa solo por cómo está, sino por cómo entramos. Tomarse un minuto para mojarse antes de ingresar no es una exageración; es una decisión simple que puede evitar una tragedia”, concluyó Mittica.