Viernes 22 de noviembre de 2024
01 FEB 2023 - 12:07 | Sociedad
Investigación de un equipo de científicos del King's College desarrollaron un estudio en base al análisis de sangre

Alzheimer: un hallazgo podría permitir la detección temprana

Tras seguir durante años a un grupo de individuos con deterioro cognitivo leve, descubrieron cambios clave que se producen en la neurogénesis 3,5 años antes del diagnóstico clínico.

Científicos desarrollaron un análisis de sangre que busca predecir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer hasta 3,5 años antes del diagnóstico clínico, según un estudio del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College, de Londres, publicado en la revista científica Brain.

"Nuestros hallazgos son extremadamente importantes, ya que podrían permitirnos predecir la aparición temprana del Alzheimer de forma no invasiva. Esto podría complementar otros biomarcadores sanguíneos que reflejan los signos clásicos de la enfermedad, como la acumulación de amiloide y tau (las proteínas "insignia" del Alzheimer)", destacó Edina Silajdzic, coautora del estudio.

El estudio respalda la idea de que los componentes de la sangre humana pueden modular la formación de nuevas células cerebrales, un proceso denominado neurogénesis, que se produce en una del cerebro llamada hipocampo, clave para el aprendizaje y la memoria.

Aunque la enfermedad de Alzheimer afecta a la formación de nuevas células cerebrales en el hipocampo durante las primeras fases de la enfermedad, estudios anteriores sólo habían podido estudiar la neurogénesis en sus fases más avanzadas mediante autopsias.

Para entender cambios tempranos, durante varios años los investigadores recogieron muestras de sangre de 56 individuos con deterioro cognitivo leve (DCL). Del total de participantes, entre quienes finalmente sí fueron diagnosticados con la enfermedad (36 de los 56) el porcentaje de quienes padecen DCL fue mayor que el de la población general.

En el estudio, trataron células cerebrales con sangre extraída de personas con DCL, y exploraron cómo esas células cambiaban en respuesta a la sangre a medida que avanzaba la enfermedad de Alzheimer.

De acuerdo con el artículo publicado, al estudiar cómo afectaba la sangre a las células cerebrales, los investigadores dieron con varios descubrimientos clave.

Las muestras de sangre recogidas a lo largo de los años de participantes que posteriormente se deterioraron y desarrollaron la enfermedad de Alzheimer promovieron una disminución del crecimiento y la división celular y un aumento de la muerte celular apoptótica (el proceso por el que las células están programadas para morir).

Sin embargo, los investigadores observaron que estas muestras también aumentaron la conversión de células cerebrales inmaduras en neuronas del hipocampo.

Aunque las razones subyacentes del aumento de la neurogénesis siguen sin estar claras, los investigadores teorizan que podría tratarse de un mecanismo de compensación precoz de la neurodegeneración (pérdida de células cerebrales) que experimentan quienes desarrollan Alzheimer.

Estudios anteriores demostraron que la sangre de ratones jóvenes puede tener un efecto rejuvenecedor en la cognición de ratones mayores al mejorar la neurogénesis hipocampal.

Esto dio a los investigadores la idea de modelizar el proceso de neurogénesis en una placa utilizando células cerebrales humanas y sangre humana.

En su estudio, se propusieron utilizar este modelo para comprender el proceso de neurogénesis y utilizar los cambios en este proceso para predecir la enfermedad de Alzheimer, y encontraron la primera prueba en humanos de que el sistema circulatorio del cuerpo puede tener un efecto sobre la capacidad del cerebro para formar nuevas células.

Cuando los investigadores utilizaron únicamente las muestras de sangre recogidas más alejadas del momento en que se diagnosticó la enfermedad de Alzheimer a los participantes, descubrieron que los cambios en la neurogénesis se producían 3,5 años antes del diagnóstico clínico.

Los investigadores afirman que estos hallazgos podrían suponer una oportunidad para comprender mejor los cambios que experimenta el cerebro en las fases más tempranas de la enfermedad de Alzheimer.

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