La historia detrás del avión Mirage que se emplazará en Dolores en homenaje a un héroe de Malvinas
El monumento en homenaje al capitán Gustavo García Cuerva es promovido por el hijo de su compañero de promoción, también derribado en combate en las islas.
Desde hace unos días, quienes transiten por la ruta 63 frente a Dolores podrán observar en la estación de servicio que allí se encuentra que un grupo de mecánicos está armando un avión de guerra. Se trata de un Mirage M3 EA de la Fuerza Aérea que hasta 2008 estuvo activo.
Sin embargo, lo especial de esta tarea es que ese avión es exactamente igual al aquel en que volaba del capitán Gustavo García Cuerva en la Guerra de Malvinas y con el que fue derribado el 1 de mayo de 1982.
Hoy, un grupo de 11 hombres de la Fuerza Aérea está trabajando para poder emplazarlo definitivamente en la rotonda del cruce de la ruta 63 con la avenida Belgrano e construir un homenaje permanente a la memoria de García Cuerva, nacido en Dolores, y a su aeronave perdida en el conflicto del Atlántico Sur. Contrarreloj, están dedicados a la tarea para que la inauguración se pueda hacer precisamente el 21 de agosto, día de la fundación de la ciudad.
“La posición en la que va a quedar colocada la nave, en casi 182 grados sur por lo que está mirando con su nariz directamente a Malvinas. Se trata de que todos los monumentos apunten a Malvinas. Es como el sentir del monumento”, señala.
Una historia de amistad y memoria
Pero, más allá del hecho puntual, detrás del homenaje hay una historia de amistad y de memoria. El impulsor de la tarea, uno de los hombres de la Fuerza Aérea que está trabajando en el armado de la aeronave, es Ezequiel Martel quien, en 2014 acercó una nota al intendente Camilo Etchevarren, ofreciendo este homenaje puesto que, en las diferentes ciudades donde nació un héroe de la Fuerza, siempre hay algo característico en una plaza o una avenida que lo recuerda. “Dolores, como Primer Pueblo Patria, ameritaba que con todos los honores este avión estuviera acá”, considera.
Sin embargo, la historia va más allá, porque el impulsor del homenaje es hijo del capitán Rubén Martel, quien también murió en la guerra, cuando él sólo tenía 10 meses de edad. “García Cuerva, compañero de promoción de mi papá, son los dos únicos caídos en combate de la promoción número 35 de la Escuela de Aviación Militar y mueren con un mes de diferencia: García Cuerva, derribado el 1 de mayo, y papá, el 1 de junio de 1982. Los dos eran muy amigos”, explica.
Para Martel, la tarea de continuar la memoria y el homenaje a los caídos en la guerra tiene que ver también con “saber que tu papá hizo lo que quería, que murió cumpliendo el juramente de defender la bandera hasta perder la vida”. Por eso, dice, “rescato que él amaba hacer lo que estaba haciendo. Todos acá estamos porque nos gusta y porque hay una pasión, hay una vocación. Para nosotros esto es muy importante, y rogamos y esperamos que para todo el pueblo de Dolores sea así de importante”.